lunes, 15 de octubre de 2007

LA ABUELA...

63 años nada más, separaban nuestras vidas...
yo tu único nieto, vos más q abuela una guía.
Tantas tardes de niñez se atesoran en tu casa….
casa q era tu casa pero q también era la mía.

Nunca me he de olvidar, cuanto me divertía
no te importaba el juego, solo la compañía
Mil vueltas al tren fantasma, media hora en canorita
y una paciencia eterna a mí y a la porteñita.

Empezaste a envejecer y con los años la desdicha
me enseñaste a recitar, la tristeza en tu poesía,
Los años no vienen solos, se acompañan de agonía
tú amiga la soledad, a la que tanto miedo le tenías.

Y empezaste a equivocar, sabías q molestabas
con todo lo q nos diste, jamás nos negaste nada
Nos diste lo que tenías, nunca antes molestabas…
pero empezaste a molestar, cuando era yo ese que daba.

Me soportaste imprudencias, hasta a veces te gritaba,
no te podía entender y hoy ya no puedo hacer nada…
Veía al viejo enfermarse, la realidad me agobiaba
solo era un pibe sabés, y sin pensar me desquitaba.

Jamás me voy a olvidar, cuando esa tarde me dijiste:
-me dejaste de querer, por eso es que estoy tan triste
No te pude responder, no sabia bien como hacerlo
cuando lo quise hacer, ya no podías comprenderlo.

De una cosa me alegro y es de haberte despedido
esperaste a que rindiera, para dar el último suspiro
Seguramente rezaste para q ese examen aprobara
hasta tu último final, siempre ayudando ahí estabas.

Tu recuerdo me acompaña, y aunque triste es alegría,
sé que estás allá en el cielo, con la familia reunida,
Espero volver a verte y disculparme algún día…
Espero volver a verte, volver a verte algún día…


En memoria de ese ser, que hoy me cuida desde lejos…
que veía en la pared, mucho más que ese reflejo...

“A tu edad todo se mira joven porque nada importa, cuando la vista se acorta, es cuando se comienza a ver”…. (Raselda Elena Aldrich Mediavilla)