sábado, 26 de julio de 2008

¿A DONDE VAS?

¿A donde vas? ¿A dónde nos vamos? ¿Por qué nos vamos? ¿Cómo nos vamos? ¿Qué vamos a buscar? ¿Qué encontramos?.... ¿Volveremos?
Había una vez un país próspero, que en una época nefasta y funesta se lleno de gente que huía de un mundo belicoso y buscaba paz los más lejos que sus mentes imaginen. Eran nuestros abuelos, “los viejos”; el tano; el gallego; el gringo; el polaco…que buscaban un futuro y pensaron en Argentina como su nuevo hogar.
Con sus manos hoy gastadas, sin arrugas y bien “llanitas”; levantaron pueblos, construyeron ciudades, armaron un pasado, edificaron un presente y soñaron un futuro…al que no se bien porque, pero no supimos llegar.
Esos viejos hoy no están, se los llevo el tiempo, se fueron como la vida, ellos si que la vivieron, se fueron sin despedirse o quizás no pudieron hacerlo. Hoy solo se los extraña…y vaya si se los extraña.
Pero la Argentina parece que nada puede conservar y con todo el pesar de todos y casi sin querer, a esos abuelos que tanto hemos querido los empezamos a devolver. Devolvemos sus nietos, devolvemos sus hijos, sus sobrinos…hoy exportamos a Europa y al mundo, como si estuviéramos devolviendo un préstamo, las vidas que una vez arribaron a nuestro suelo.
-Tenes que estudiar- me decía mi abuelo, -para no ser bruto como yo-. Tenes la obligación de ser alguien, y se es alguien siendo culto, teniendo un título. El titulo te da oportunidades… ¿oportunidades?... ¿que oportunidades abuelo? Hoy los estudiantes estamos aterrorizados, -este año me recibo- ¿seré un desocupado más o tendré que irme tan lejos, como dice León Gieco, a vivir una cultura diferente?
Y allá vamos dejando las calles que nos vieron nacer, que nos vieron dar los primeros pasos, que nos vieron jugar a la pelota en la vereda; dejamos “casa”, la familia, a Mamá y al viejo solos. Y dejamos esa silla vacía y a la vez tan llena de ausencia.
El domingo es el peor día; el recuerdo del asadito con los viejos nos desgarra la memoria; un tanguito por la radio y se nos llena de Argentina el corazón; y una noticia por más de boba de nuestros pagos, nos inunda de recuerdos y nos hace sentir tan solos, rodeados de gente distinta. El domingo nos hace sentir ajenos, nos hace sentir extraños.
El viejo que llora a escondidas la ausencia de su pichón; y la vieja que ve llover y sus lágrimas son mares ante cada pregunta sin respuesta: ¿tendrá frió? ¿Habrá comido? El siempre desabrigado. ¿Lo cuidarán como “en casa”? ¿Lo volveré a ver?
Que increíble tener que dejar todo por lo que uno ha vivido; tener que dejar a los que han vivido para uno, por tener que irse a buscar algo que aquí debería sobrar; tenerse que ir buscando un futuro mejor o un presente no tan duro; tenerse que ir en busca de esper
anzas que no se encuentra acá “en casa”;
que increíble tener que irse.
Pero nosotros, los que nos quedamos, somos los encargados de cambiar esta realidad, de hacer que nuestros chicos vuelvan y nunca más tengan que irse. Es nuestro deber cambiar esta realidad y demostrar que en Argentina se puede, que no está todo perdido. Que en argentina se puede…SIEMPRE SE PUEDE.