domingo, 26 de octubre de 2008

NADIE A RAYAS

Mil rayas que te invitan a volar; que te sumergen en un mundo tan profundo y tan etéreo como la felicidad misma. Rayas y líneas paralelas del mejor polvo de estrellas, que convierten noches en días y a los días en infiernos. Un mundo imaginario se esconde en cada inhalación y el Apocalipsis dura tanto como un suspiro o una eternidad.
A veces cuando no hay salidas, las horas son siglos; y solo se espera a la noche para que nos pueda estimular; ¿como explicar el sentimiento que no se siente, sino que solo se ansía o solo se imagina? ¿Como explicar que el fin es el principio y que el principio de la línea es su propio fin?
Así paso mis días, esperando a que los años me hagan reaccionar o tal vez solo esperando que Dios golpee mi puerta y me marque el camino correcto. Hago como que nada pasa y pienso en el tiempo, para que me oculte todo lo que me perdí, por volar por las noches a ese mundo imaginario. Mi nave inhalatoria se estrella contra mi agonizante exhalación. Y de ella solo quedan amaneceres exhaustos y mañanas desperdiciadas convertidas en tardes de resaca.
El mundo me alberga de un modo tan ilusorio, que a veces me siento en un albergue transitorio. Las rayas de mi destino colisionan contra la pared de mis posibilidades; las ideas se me van; es que por años me he fumado las neuronas y con ellas he hecho los cócteles más explosivos. El alcohol me secó la razón y la razón se me perdió en el fondo de un vaso. Sé que no me la tomé…quizás solo se ahogó.
Mil rayas me hicieron reír y esas mismas rayas hoy me hacen llorar. Con ellas conocí el paraíso y el infierno; vi la cara de Dios y jugué al pocker con Satanás; jugué a ser astronauta y a conquistar la luna. Años me tomó darme cuenta que en realidad yo no era el conquistador sino el conquistado.
Este es mi ocaso… soy esclavo de un rey tan tirano como la misma tiranía y el espacio se resume a tan solo mi calvario. El oxigeno me asfixia y la asfixia no me mata; sino que solo me condena a la eterna agonía de sentir que me asfixio.
Lo caro de rescatar al mundo por un vuelo más; el mandamiento divino de solo buscar lo que no se busca sino que por desgracia te encuentra solo. Y así de solo, y cada vez más solitario, sos el amante de la noche y el amo oculto de tu propia perdición.
Las noches ya no son noches…los días no son claros…la vida se extingue a medida que van pasando las rayas…y te convertís en nadie. Pasás de ser lo que eras, a ser tan solo un extraño que ni vos mismo conocés. Te convertís es polvo…te convertís en nadie.
Te convertís en sombras.