lunes, 23 de marzo de 2009

ALLA EN FUNES

Allá en Funes se guardan los recuerdos de mi infancia; en ese terreno que solo es tierra y unas cuantas plantas, mi viejo tiene atesorada el alma y hasta su propio corazón late en cada hoja nueva que aparece.
Allá en Funes se renueva cada domingo el significado de familia; las perras que corren por el césped; los asados que encadenan viejos recuerdos; lugares que nos trasladan a un pasado tan feliz; recuerdos de almas que ya no están pero que sin duda viajan con nosotros todos los domingos a Funes. Un abuelo que sorprendía pegándole descalzo a la pelota; una abuela que lastima recordar que ya no está; y millones y millones de pasajes que nos mantendrán anclados por siempre a ese simple lugar. Un lugar donde no hay espacios que no tengan una anécdota que contar; un lugar donde hice mis goles más bonitos jugando solo con mi viejo a la pelota, mientras la mami alentaba a ese hombrecito que hoy quisiera nunca haber dejado de serlo. Un lugar donde aprendí que las siestas son más tranquilas; la brisa es más suave; el sol menos caluroso o más calentito dependiendo de la época del año. Un lugar que lleva mi apellido, porque también lleva mi historia.
Allá en Funes está mi antes, mi ahora y ojala Dios me deje edificar en él mi mañana. Donde pueda ver envejecer a los árboles y juntos con ellos también poder envejecer; donde mis hijos hagan sus goles más bonitos; donde el abuelo pueda atajar y donde de la abuela se haya construido una tribuna. Allá en Funes están en blanco miles de páginas que aun quedan por escribir. Miles de momentos que seguirán haciendo latir el corazón de aquellos que hicieron de Funes un imperio.
Allá en Funes me convierto en jardinero y hago del cerco la Gioconda de Da Vinci; me hago césped y revivo mis viejos pasos; me hago aire y siento que ahí es cuando mejor puedo respirar; me hago un sueño y comienzo a soñar. Sueños y proyectos tan cercanos que se cumplen a los 7 días cuando dejo de pensar y me voy a vivir ese sueño; ese sueño de seguir creciendo bajo la mirada del roble; de seguir cada domingo renovando mi promesa de nunca dejar de ir.
Allá en Funes hasta las flores cuentan historias; la flor más linda del terreno lleva en sus pétalos el alma de nuestra “Topsi”. Como me gustaría ser en el mañana una flor; un árbol o que mis años se continúen en la historia de ese Funes; donde al final de mi historia yo pueda guardarme para siempre en él.
Allá en Funes late un corazón que cada domingo llora si no lo vamos a visitar; late un corazón que recarga nuestras fuerzas para arrancar la semana. Allá en Funes late simplemente nuestro corazón.

“Como me gustaría ser en el mañana una flor”

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