Cuantas mentiras nos dijeron…cuantas creímos sin oponernos y cuantas otras nos conviene creerlas. Como si el hombre necesitara una seguridad clandestina, que lo mantenga a salvo de la incertidumbre del desconocimiento.
La historia se pega un revolcón con Maria de Magdala; quizás una más entre tantas pecadoras o quizás progenitora de la gran hija del Hombre. La historia hace salvas a Copernico, a Galileo, a Newton, y a Darwin…y les ruega perdón por tantos años de perseguimientos a mano del “Tribunal del Santo Oficio”.
Mentiras por doquier y verdades tan ocultas como el propio Diablo en cada hombre. “Solo la verdad os hará libres”…Otra gran mentira; quizás la verdad es a la que tanto le tememos y por eso es que necesitamos ser presos de un cuento imaginario, para poder subsistir entre nuestras propias rejas y así…anhelar lo que no queremos:
Excomulgamos la teoría heliocéntrica por disparatada y quemamos en la hoguera a miles de mujeres librepensadoras, tan solo porque ejercían ese derecho que era privativo de los hombres: PENSAR. Eran “brujas”, amantes de Lucifer (del latín “lux = luz” y “fero = llevar”…portador de luz). Nos dejamos decir, que la luz del saber era satánica y que la oscuridad de la ignorancia era el sitio seguro. Siempre nos dejamos.
Exiliamos por incongruente la teoría de evolución y condenamos a la locura a quien se opuso, subliminalmente, al primer libro del padre de los libros. La genética se acalambra de tanto reírse; y las mujeres buscan sus antepasados milenarios entre las parrillas costales de los homínidos.
La apelación de la serpiente salió favorable y deberemos indemnizarla por tantos siglos de calumnias e injurias. La mujer fue su abogada defensora y fue ella misma la que impartió justicia. El origen del pecado no es femenino…“tal vez vivir cueste el pecado” y tal vez pecar sea tan humano como vivir…quizás la vida esté tan llena de pecados, como la muerte de indulgencias.
Excomulgamos el saber…exiliamos al pensar…discriminamos la realidad…hacemos oídos sordos al espíritu del hombre…censuramos al conocimiento…y desaparecemos a los rebeldes. Condenamos la libertad…y nos mentimos en pos de la verdad.