Sigo soñando con jamás traicionarme…con dar la cara al enemigo y nunca aceptar que me adulen, ya que el hombre que acepta una alabanza corre el riesgo de ser dominado. El jinete acaricia a su caballo siempre antes de montarlo.
Creo que no hay que ir por el camino marcado, ya que ese es el camino seguro…y lo seguro carece de misterio. Y no imagino la vida sin incertidumbre, como no hay metas sin riesgos, ni misterios que no atraigan. Lo desconocido llama a conocerse y lo que se tiene ya no se necesita y deja de importar: el aire adquiere sentido cuando se hace difícil respirar.
No se cuantos se acordarán de mi cumpleaños; pero creo que lo importante no es cuantos se acuerden, sino que los que más quiero no se olviden. La felicidad pasa por uno mismo y como dice Borges: “no ser feliz, es el peor de los pecados”. Por eso buscando la felicidad solo se encuentra la desdicha; ya que no existe tal cosa, sino que todo depende del sentido que uno le acople a las cosas.
Hoy recordaré con lágrimas ocultas a aquellos que ya no me acompañan; a aquellos que simplemente se mudaron a otro sitio, al sitio a donde iremos todos. Por eso no quiero hablar ni de muerte, ni de fin…solo pienso que ellos se me adelantaron en este largo viaje de trascender o en este corto momento que es el vivir. Hoy brindo con los que me quisieron y ya no están, o que quizás nunca se han ido, ya que yo los sigo recordando. Y mientras el recuerdo sea vivo, nunca existirá tal ausencia.
Hoy cumplo un año más y también me queda un año menos…hoy solo pienso en el mañana y quizás me olvido del hoy. Del pasado: alegrías y tristezas; del presente un arduo trabajo; y al mañana no lo sé, ni lo siento, ni imagino. Como decía antes: me quisiera dejar sorprender.
Aun queda mucho por caminar; y camino y camino, y lo hago despacio y a pie. Prefiero caminar descalzo, a viajar en carruaje ajeno. No quiero deber favores, ni que se compartan mis logros. Todo será hecho a pulmón y costará mucho el objetivo; pero el llegar sin ayuda, habrá valido el sacrificio. Mirar atrás y ver mis pasos, me hará recordar el camino, y una vez ya en la meta disfrutar lo conseguido.
Un año más y “nos vamos poniendo viejos”…creo que mi vagón me está esperando y sin duda que voy a subir. Ya que hay tres cosas que no tienen retorno: lo dicho, lo hecho y lo que no se hizo; parafraseando al poeta: las palabras, el tiempo y las oportunidades. Y allá voy; mirando al costado no tengo cuentas pendientes y mirando hacia atrás mucha melancolía por ya no poder volver. El futuro se expresa en unos 26 aun neófitos, y en un gran misterio por venir llamado “mañana”.
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