La
justicia (del latín, Iustitia)
es la concepción que cada época y civilización tiene acerca del sentido de
sus normas. Es un valor determinado por la sociedad.
De
lo anterior podemos concluir que la justicia es un concepto totalmente
atemporal; donde lo que era justo hace unos años ya no lo es en la actualidad.
Así, podemos escuchar los reproches de miles de hombres, empezando por el
desterrado Galileo, que fueron juzgados por aquellos “justos” que disfrazados
de injusticia querían imponer un orden.
Entendiendo,
entonces, lo anacrónico del concepto; ahora le agregamos que dicho término
tampoco respeta geografía. Matar a otra persona: es un delito depende en que
país uno este parado…finalizar un embarazo no deseado, es un crimen o un
derecho, depende la bandera que flamee en el corazón del juez que lo juzga. La
pena de muerte, la eutanasia, el impuesto a las ganancias, la adopción de la
pareja homosexual…todos ejemplos de actos justos o no, dependiendo tan solo de
los límites geográficos.
Pero
Uds. podrán decirme: que no es la bandera la que hace las leyes, sino que son
las personas. Y yo les diría que Sí…ahora; concluimos que es un concepto
personal que se intenta generalizar, para aunar concepciones y alcanzar un
mundo más justo. Y si yo no estoy de acuerdo con lo que todos Uds. proponen ¿Lo
acepto como cosa justa o me lleno de injusticia, expresada en impotencia, y me
resigno a creerlo como justo? ¿Qué pensaría Jesús de la justicia expresada en
mayoría? Y ¿Qué le enseñaron a Barrabás los que eligieron el robo al cambio de
paradigma?
Siguiendo
así con mi idea adelante, creo que nadie sabe bien lo que es la justicia.
Quizás un concepto utópico al que no se llega nunca. O un porcentaje matemático
en donde siempre hay una proporción contenta y otra que se resigna a la
injusticia. ¿Qué pensarán los padres de María Soledad Morales sobre este
relato? ¿Se hizo justicia? ¿Qué opinaría José Luís Cabezas sobre mis palabras?
O ¿Qué aportaría Bruno Gentiletti a esta conversación? La justicia agoniza en
mi enunciado.
Entonces
si la justicia no es cosa de los hombres…quizás si lo sea de Dios. Y otra vez
tropiezo contra mi intelecto y me pregunto. ¿Qué pensará el niño que nace en
una familia donde no hay ni para comer; donde en frío, el calor o el hambre son
sensaciones constantes…sobre la justicia divina? En un mundo que se baña de
viajes al exterior; que se obnubila en las distintas funciones de los más
sofisticados celulares; que se empapa de la superficialidad de lo cotidiano…la
otra cara de la moneda simplemente tiene hambre… ¿Dios es justo? No lo sé.
Habría que preguntarle al violador y a la mujer violada…al golpeador y a la
mujer golpeada y de paso al asesino…sabiendo que la respuesta correcta,
solamente la tiene el muerto.
Y así
mis hermanos empecé por un significado del que hoy solo me quedan dudas. El
justo se viste de injusticia en cada acto que provoca.
Solamente
para terminar, creo que la búsqueda de la justicia debe ser constante aunque
los resultados no siempre sean los más justos. Es buscando el bien común y no
el personal la mejor manera de aproximarse a ese concepto. Es saber que a veces
ni Dios obra con justicia…pero que enarbolando la bandera del bien, siempre
podremos disculparnos ante esos actos que nos conviertan en injusto
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