Hija pensé en escribirte antes de que nazcas; antes de que hables; antes de que rías; antes de que camines y conozcas el mundo. Antes de que tus ojos se contaminen con un afuera tan corrupto como el noveno infierno del Dante.
Hoy tu desde ese vientre tan virgen y sano de mamá nada te afecta; nada te llega; nada te toca; nata te contraria…Hoy sos la inocencia aun no vivida; la paz; la calma; la libertad más libre de todas. Sin embargo, pronto te recibiremos en este mundo; pronto llegarás a esta realidad y serás parte de nuestro sueño. Serás “el sueño” de mamá y mío y serás nuestra única razón para vivir.
Tranquila que jamás tendrás que soñar nuestros sueños. Aunque seas mi sueño, entiendo que te traigo al mundo para dejarte soñar los sueños que vos misma sueñes y anheles. Tranquila que quiero que seas una soñadora como yo; libre como el viento y siempre soñadora. Ya que soñar no cuesta nada y los sueños “sueños son”.
Hoy te espero con ansias; pienso y te pienso de mil maneras. Niña, beba, adolescente, colegiala, revolucionaria, médica, odontóloga, arquitecta o actriz. Pero, hija, siempre libre. Papá te trae al mundo a dejarte ir; aun no estás y yo ya sé que algún día te iras. Detrás de un amor; de un sueño; de un anhelo o de quizás nada. Pero te irás. No es para estar tristes, la vida son momentos y así hay q entenderlos. Siempre se van…los buenos, los malos y los más o menos. Siempre se van.
Acá mamá no para de protestar; que la patiás; que te movés; que le das ganas de hace pis…acá mamá no aguanta las ganas de verte, tocarte, quererte, amarte. Hay un ejército de abuelos esperando por cuidarte, protegerte, cobijarte…hay un ejército de abuelos dispuestos a amarte eternamente. Y hay muchos otros que ya no están acá que seguramente también te están cuidando. Un tal Alfredo, Olga, Domingo, Vicente, Raselda o Manuel…que desde un lugar tan cerca como lejos custodian tu crecimiento desde que solo sos una intención.
Hija, la vida no es fácil. Pero no por eso deja de ser hermosa. Está llena de amarguras que siempre, pero siempre, son opacadas por esos momentos que hacen que valga la pena vivirla. Hoy 28 de octubre te fuimos, con mamá, a escuchar. Esos latidos dan fuerza a titanes; y hacen que todo valga la pena. Ansioso estoy por acunarte y verte crecer. Por tratar de enseñarte, yendo al colegio, todas las cosas que en su momento me enseño el abuelo Alfredo. Por criarte como lo hicieron conmigo. Por enseñarte que lo más importante es la familia; lo demás todo se consigue. Pero la paz está acá…en casa. Que el refugio del mundo son los brazos de mamá; que el guardián de los miedos son mis abrazos. Y que ese ejercito del que te hablé…siempre estará para socorrerte.
Y así vas a crecer. Y un día papá no va estar más. Se va a ir con el viento; con las nubes; con el río y con el sol. Decorará el cielo con una estrella más para cuidarte. Pero no hablemos de eso. Ya habrá tiempo para prepararte. Hoy solo te espero; solo te sueño; solo te pienso. Tranquila. La ansiedad es una cualidad que espero no heredes de quien escribe. Ojalá pueda dejarte mil herramientas para afrontar a un mundo tan difícil. Ojalá sea la mitad de lo buen papá que fue mi viejo. Ojalá él me haya dado las herramientas a mí para construir una familia como la que él construyó. Sé que sí. Se que voy a tener errores. Discúlpame, no se nace aprendiendo a ser papá.
Bueno hija, esta es la primera carta que te escribo. Espero que cuando la leas te emociones tanto como lo hago yo en este momento. Que sientas al leerla lo mucho que ya te quiero. Y que te des cuenta que quererte para mí viene vestido de una gran responsabilidad. Aún estoy aprendiendo a ser hijo…y la vida ya me pone en el lugar de ser papá. Que fuerte que suena y que miedo tengo. Tranquila. Con mamá y ese ejercito siempre listo de abuelos vamos a salir adelante. Y con la ayuda de los de “arriba” nada mal puede pasar.
Bueno mi pequeña Lourdes; hasta acá llega esta carta. Mamá está por enojarse de que no le hablo. Ya vas a entender con el tiempo. Tranquila. Te espero ansioso, hija. No te apures…que hay tiempo. Siempre hay tiempo……
Hoy tu desde ese vientre tan virgen y sano de mamá nada te afecta; nada te llega; nada te toca; nata te contraria…Hoy sos la inocencia aun no vivida; la paz; la calma; la libertad más libre de todas. Sin embargo, pronto te recibiremos en este mundo; pronto llegarás a esta realidad y serás parte de nuestro sueño. Serás “el sueño” de mamá y mío y serás nuestra única razón para vivir.
Tranquila que jamás tendrás que soñar nuestros sueños. Aunque seas mi sueño, entiendo que te traigo al mundo para dejarte soñar los sueños que vos misma sueñes y anheles. Tranquila que quiero que seas una soñadora como yo; libre como el viento y siempre soñadora. Ya que soñar no cuesta nada y los sueños “sueños son”.
Hoy te espero con ansias; pienso y te pienso de mil maneras. Niña, beba, adolescente, colegiala, revolucionaria, médica, odontóloga, arquitecta o actriz. Pero, hija, siempre libre. Papá te trae al mundo a dejarte ir; aun no estás y yo ya sé que algún día te iras. Detrás de un amor; de un sueño; de un anhelo o de quizás nada. Pero te irás. No es para estar tristes, la vida son momentos y así hay q entenderlos. Siempre se van…los buenos, los malos y los más o menos. Siempre se van.
Acá mamá no para de protestar; que la patiás; que te movés; que le das ganas de hace pis…acá mamá no aguanta las ganas de verte, tocarte, quererte, amarte. Hay un ejército de abuelos esperando por cuidarte, protegerte, cobijarte…hay un ejército de abuelos dispuestos a amarte eternamente. Y hay muchos otros que ya no están acá que seguramente también te están cuidando. Un tal Alfredo, Olga, Domingo, Vicente, Raselda o Manuel…que desde un lugar tan cerca como lejos custodian tu crecimiento desde que solo sos una intención.
Hija, la vida no es fácil. Pero no por eso deja de ser hermosa. Está llena de amarguras que siempre, pero siempre, son opacadas por esos momentos que hacen que valga la pena vivirla. Hoy 28 de octubre te fuimos, con mamá, a escuchar. Esos latidos dan fuerza a titanes; y hacen que todo valga la pena. Ansioso estoy por acunarte y verte crecer. Por tratar de enseñarte, yendo al colegio, todas las cosas que en su momento me enseño el abuelo Alfredo. Por criarte como lo hicieron conmigo. Por enseñarte que lo más importante es la familia; lo demás todo se consigue. Pero la paz está acá…en casa. Que el refugio del mundo son los brazos de mamá; que el guardián de los miedos son mis abrazos. Y que ese ejercito del que te hablé…siempre estará para socorrerte.
Y así vas a crecer. Y un día papá no va estar más. Se va a ir con el viento; con las nubes; con el río y con el sol. Decorará el cielo con una estrella más para cuidarte. Pero no hablemos de eso. Ya habrá tiempo para prepararte. Hoy solo te espero; solo te sueño; solo te pienso. Tranquila. La ansiedad es una cualidad que espero no heredes de quien escribe. Ojalá pueda dejarte mil herramientas para afrontar a un mundo tan difícil. Ojalá sea la mitad de lo buen papá que fue mi viejo. Ojalá él me haya dado las herramientas a mí para construir una familia como la que él construyó. Sé que sí. Se que voy a tener errores. Discúlpame, no se nace aprendiendo a ser papá.
Bueno hija, esta es la primera carta que te escribo. Espero que cuando la leas te emociones tanto como lo hago yo en este momento. Que sientas al leerla lo mucho que ya te quiero. Y que te des cuenta que quererte para mí viene vestido de una gran responsabilidad. Aún estoy aprendiendo a ser hijo…y la vida ya me pone en el lugar de ser papá. Que fuerte que suena y que miedo tengo. Tranquila. Con mamá y ese ejercito siempre listo de abuelos vamos a salir adelante. Y con la ayuda de los de “arriba” nada mal puede pasar.
Bueno mi pequeña Lourdes; hasta acá llega esta carta. Mamá está por enojarse de que no le hablo. Ya vas a entender con el tiempo. Tranquila. Te espero ansioso, hija. No te apures…que hay tiempo. Siempre hay tiempo……
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